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TRAMO FINAL

CAPÍTULO III: Diario de un cronista

En relación con lo mencionado anteriormente, se habían generado todos los elementos necesarios para que se diese un motín, el cual no tardó en llegar. De Quesada y Mendoza decidieron poner en libertad a Juan de Cartagena, con la firme idea de llevar a cabo un levantamiento frente a Magallanes. Este, no se saldó como ellos esperaban, ya que resultó ser un fracaso , que supuso el descuartizamiento de dos de ellos. El tercero en discordia, de Cartagena, no sufrió el mismo final que sus compañeros, y fue simplemente condenado al destierro, ya que contaba con una posición diferente dentro de la expedición. Los que contaron con mayor suerte, fueron un grupo de 40 hombres, que también estaban implicados, pero que no fueron ejecutado por el hecho de que la tripulación escaseaba.

Fueron 7 meses duros de espera, en los que la negatividad se apoderaba de los impacientes tripulantes. Un mínimo intento de volver a zarpar, tuvo como consecuencia la pérdida de la nave Santiago, y la posterior reestructuración de los demás barcos, ya que los integrantes de la nave caída fueron repartidos, en las naves restantes.  Tras la tormenta, llegó la calma relativa, ya que al poco de zapar tuvieron que tomar una decisión trascendental. Descubrieron que existía una cantidad de canales y bahías que se escapaban de sus conocimientos, y por primera vez, Magallanes tomó en cuenta la decisión de su tripulación, ya que la decisión tomada fue popular. Decidieron someter a votación si debían seguir o volver por donde habían venido.

 

La única negativa fue la de Esteban Gómez, que sabía que contaban con alimentos para pocos meses, y veía una locura continuar. Magallanes no le tuvo en cuenta, y decidió seguir con la travesía. Poco después, el propio Esteban derrocó al capitán de su nave y puso rumbo a España. Este acto tuvo 2 consecuencias, la primera fue la pérdida de una nave y la segunda fue que ya no había marcha atrás, Magallanes debía llegar hasta el final. A finales de noviembre, llegaron al estrecho hoy conocido como el “Estrecho de Magallanes”, un océano engañosamente pacífico. Sin parar a por provisiones siguieron con su viaje, con la idea de llegar a las Molucas. Fueron meses complicados, calor, hambre, sed... en los que navegaban rumbo noroeste. 

 

Llegaron a las islas de san Lázaro, y se dieron cuenta de que se habían desviado bastante de la ruta que querían seguir. Las dudas emergieron, pero se dieron cuenta de que el objetivo había cambiado para Magallanes, ya no se centraba tanto en conseguir especie nueva, sino en abrir nuevos horizontes y territorios, para encontrar nuevas alianzas. Esta ansia por conseguir nuevas alianzas le supuso la muerte, en una batalla en la que contaba con clara desventaja. Esta comenzó debido a que Humabon, un cacique, le sugiriera que acabase con la vida de Lapu Lapu, un jefe rival, para poder establecer así relaciones. Magallanes fue con apenas 50 hombres a la batalla, y las consecuencias fueron devastadoras, ya que se enfrentaron a todo un ejército.

 

VUELTA A CASA

La vuelta a casa y el camino que escogieron se originó en el siglo XV como volta do mar, volta do mar largo o volta do largo, que en español se traduciría a vuelta o retorno del mar. El trayecto se basaba en diseñar un recorrido evitando las zonas de calma y estabilidad en el mar, y, de este modo, aprovechar las corrientes y los fuertes vientos que se encontraban en el mismo sentido horario del hemisferio norte, de tal manera que, se podría acelerar el viaje y llegar con más velocidad al destino. 

Por lo que eso hicieron, continuaron por la zona de los vientos alisios rumbo al Noroeste hasta las Azores, para más tarde, poder girar en dirección a Portugal.  Mientras pasaban por el territorio portugués donde se encontraban las Islas Azores, no se toparon con ninguna otra embarcación, el viento fue un gran aliado para conseguir cierta velocidad y traspasar el territorio sin inconvenientes. Llegó agosto, y con ello, el anticiclón de los Azores trajó un clima calmado y tranquilo, sin viento. Con este  problema, se juntó el cansancio, el hambre y la frustración, por lo que, estuvieron una semana sin poder avanzar. 

 

Al final  y después de varios días el viento se levantó y navegaron hacia el Cabo de San Vicente en Portugal. A medida que iban transcurriendo los días, se iban acercando al destino final, concretamente 14 días más tarde. Finalmente, consiguieron atisbar el cabo el 4 de septiembre. Entraron al puerto de Sanlúcar de Barrameda el 6 de septiembre de 1522, tres años después de su salida. 

Pero ellos querían acabar donde empezaron, por ello, debido al mal estado en el que se encontraba su nave, pidieron a un barco que los remolcase hasta Sevilla. Todavía en Sanlúcar, Elcano escribió una carta a Carlos V, quien lo despidió como rey, pero lo recibió como emperador. Tardó una semana en recibir respuesta, y en esta, Carlos V le manifestó su deseo de verse, junto con otros dos hombres de confianza para que pudiesen escuchar esa historia que tanto le apasionaba de la boca de los propios protagonistas. Cuando nuestros héroes llegaron a Sevilla, desembarcaron uno a uno como si de una procesión se tratase y, descalzos, se dirigieron hasta la iglesia de Nuestra Señora de la Victoria para dar gracias a la Virgen. Cabe destacar que, con esta gesta, los 18 hombres que regresaron no solo entraron en la historia de Andalucía, sino en la del mundo entero.

*Información extraída de:

Desenlace

Primera vuelta al mundo

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